Manchas

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jueves, 25 de febrero de 2016

TIEMPOS DE HAMBRE / POR SI LAS MOSCAS

1. TIEMPOS DE HAMBRE



La vida  moderna ha traído grandes retos para la humanidad. La sociedad de consumo ha saturado de productos innecesarios a los individuos y les ha vendido el mundo empaquetado, dando como resultado una crisis de basuras que pululan y los ahogan cada vez a ritmos más alarmantes.  Se habla de una alta tasa de deforestación, contaminación hídrica, calentamiento global, radiaciones nocivas y alteraciones de los ecosistemas. Las grandes ciudades se ven asfixiadas por los altos niveles de polución. Los rellenos sanitarios colapsan ante la gran cantidad de residuos que llegan diariamente sin ningún tipo de control. Los individuos han olvidado su responsabilidad en cuanto a su manejo  se refiere y se han hecho los de la vista gorda ante una bomba de tiempo que ya está generando un alto impacto en el planeta.

|En las últimas semanas se han alcanzado temperaturas que oscilan entre los 25 y 26 grados centígrados en la capital del país, sin contar con incendios forestales en los cerros que han dejado grandes zonas completamente destruidas por la llamas. El fenómeno del Niño, como se le ha denominado, está en su etapa de desarrollo  y se espera que continúe hasta abril o mayo para después comenzar su etapa de debilitamiento a mediados de 2016. En el país zonas como Cundinamarca, Huila, Tolima y la zona Atlántica han registrado altas temperaturas que han llevado a miles de agricultores a perder sus cosechas y sus animales por la escasez de agua, con el agravante del notable descenso de los embalses en toda la geografía nacional.



Nadie quiere pensar en lo que sucede. Las personas buscan en sus armarios la ropa cómoda e inclusive se sienten muy felices de usar zapatos de verano en ciudades como Bogotá.  En las universidades los jóvenes se sientan a compartir días de picnic sin reparar en los terribles problemas que aún no los afectan directamente. La temperatura en el planeta sigue subiendo, los glaciales se están derritiendo, el efecto invernadero es una constante y no pasa nada, es solo un verano en la cuidad que es bueno de vez en cuando. Según los entendidos en cambio climático lo que sucede en la capital es el efecto “islas del calor” debido al alto nivel de urbanización e industrialización. Los materiales de hormigón con los que se han construido edificios y calles en general concentran el calor y no permiten que este se evapore.

Uno de los más terribles testimonios de los tiempos que corren es la muerte de más de 32.000 mil reses, según datos de la Federación Nacional de ganaderos (Fenegan).  Uno de los planes de contingencia del gobierno nacional para enfrentar esta crisis ambiental es que los agricultores y ganaderos tengan reservas de agua lluvia. Pero la pregunta del millón es: ¿si no llueve, de qué reservas estaríamos hablando? En la región donde vivo los animales básicamente se están muriendo a los rayos del sol, no hay pasto, no hay nada comestible que pueda paliar la angustia diaria que los hace caminar días enteros por una extensión enorme sin nada que masticar, solo tierra y chamizos muertos, en la vereda San Isidro, vía la Cumbre, Cajicá. Debido a la poca cantidad de lluvia, los terrenos en los que antes se podía nadar entre el pasto crecido, entre las olas de yerba mecida por el viento,  ahora no se ve un retoño,  se echa de menos los dientes de león y hasta la mal llamada maleza, los únicos que permanecen en pie son los eucaliptos que se niegan a sucumbir a las altas temperaturas y a la erosión de la tierra. 

2014




















2016
Por desgracia, los más afectados son los animales. Desde hace seis meses en esta vereda una manada de caballos lucha por sobrevivir. Nadie ha querido socorrerlos. Su dueño, que no vive en la zona, sube una o dos veces al mes a llevarles varios garrafones de agua que no alcanza para mitigar su sed. Algunos de ellos tienen potros y gran parte del día escarban entre la tierra seca en busca de raíces o se internan en los matorrales en busca de hojas para alimentarse. Sus cuerpos agotados se ven ir y venir, se tiran a la sombra de los arboles sin energía para seguir luchando.  Están cansados, famélicos. La Secretaría de Ambiente de Cajicá no ha tomado ninguna acción a pesar de haber denuncias. Su informe técnico, describe una visita a los animales para suministrar antiparasitario y vitaminas, habla de yeguas y caballos en buen estado, aunque en las fotos se vean los costillares y los huesos pélvicos de casi todos. La medida que indicaron al dueño fue que debía sacarlos a pastar a alguna zona verde. Ante este ejemplo, se podría pensar que la lucha para que los entes de control ayuden a los animales está perdida y solo queda esperar a que mueran de hambre y sed. Las puertas se cierran, los funcionarios voltean convenientemente los ojos para otro lado. Los candidatos a la Alcaldía, que hace un año se veían en cada esquina con altavoces, por aquí no regresaron. Solo quedaron las pancartas y las promesas tiradas en las calles.

      

Los tiempos del hambre están a la puerta de nuestros hogares. Como en tantas películas apocalípticas, los seres humanos tendremos dinero para comprar pero no habrá nada. Los supermercados estarán saqueados, la guerra será por agua y tendremos que respirar con máscaras. La lucha por sobrevivir será una realidad, no es posible vivir sin alimento y las tecnologías no servirán de nada, teléfonos inteligentes para registrar las hambrunas que ya están sucediendo, redes sociales para compartir la muerte de todo, twitter para registrar desde cualquier parte del planeta que se necesita agua, comida, esperanza.  Muchas personas me preguntan por qué escribo sobre este tipo de temas cuando podría tener un blog sobre estilo y belleza, tomar fotos de abrigos, vestidos o maquillaje, temas tan en boga en un mundo donde lo que importa es como te ves y cuánto dinero aparentas tener. Yo les contesto que ya hay muchos haciendo las mismas estupideces, que con eso basta. Estamos atiborrados de publicidad basura, de consejos de salud que se contradicen constantemente, que parecen simples modas, ¿quién conocía la quinua o la semilla de chia hace una década por muy ancestrales que sean? ¿cuándo decidió el diablo tomar la forma del azúcar, la leche o el gluten? ¿de qué sirve ser vegano o alimentarse con productos orgánicos cuando el mundo en que habitamos está completamente enfermo y todos estamos infectados? 

Las acciones que debemos emprender son ahora. Tomar conciencia y hacer uso racional de los recursos no es cuestión de los otros, es un compromiso de todos. Hemos sido desde siempre los principales predadores de la tierra.


2. POR SI LAS MOSCAS

La gestión de residuos resulta ser un tema de suma importancia ya que consiste en la recolección, transporte, tratamiento o reciclaje de lo producido por la actividad humana, reduciendo los efectos al medio ambiente e intentando desde nuestro entorno generar una serie de actividades mínimas para producir una nueva dinámica social en el tema de las basuras. Según Diana Alejandra Sastre, Ingeniera Ambiental de la Empresa de Servicios Públicos de Cajicá, la cual es la encargada de desarrollar la gestión ambiental de esta región del país, es urgente que los esfuerzos se encaminen a la construcción de políticas públicas que creen en los habitantes de las ciudades y los departamentos estrategias sostenibles de manejo y control de residuos. Una de las herramientas implementadas es  la de educar a las personas para que separen desde la fuente, ya sea sus casas o lugares de trabajo, todos los productos para así lograr de manera adecuada su aprovechamiento y mitigar el impacto negativo que tienen en el aire, el suelo y las fuentes hídricas.


 Las cifras hablan por sí solas. Los estudios realizados en los últimos cinco años en la región de Cundinamarca son concluyentes: el 56% de residuos producidos por la comunidad son orgánicos, los cuales se clasifican en cascaras, comida sobrante,  residuos de café, entre otros. Todos estos residuos se han convertido  en abono natural y humus usados de manera eficaz en cultivos para el mejor aprovechamiento de recursos que generan un menor impacto para la zona y también contribuyen para que los suelos tengan mayor productividad y se aminore de manera gradual el uso de otro tipo de sustancias nocivas para la salud.  Pero si no reciclamos, si desde nuestros hogares no hacemos la tarea de dividir las basuras, estamos perdiendo la batalla. En La zona de Cajicá se está trabajando desde diferentes frentes pero si los habitantes no colaboran es imposible que a largo plazo se vean los resultados. Desafortunadamente existe reticencia a los nuevos procesos y si una o más personas no reciclan adecuadamente el trabajo de un millar se ve afectado.

Por esto se han adoptado diferentes estrategias de trabajo con las comunidades que incluyen de manera permanente el seguimiento y la capacitación para el mejor aprovechamiento de las herramientas que se entregan de manera gratuitita, como son las canecas verdes y el bocashie, que es un material orgánico fermentado que depositado con los residuos de manera controlada genera la descomposición de los azucares, almidones y proteínas, liberando sus nutrientes y  haciendo más viable su uso y transporte a las empresas encargadas de su manejo y distribución en forma de abonos orgánicos.


LOS ROSTROS DEL RECICLAJE



Todos los martes llegaba a la bodega de basuras del conjunto residencial Candelaria antes de las seis de la mañana. Debe rondar los 50 años. Siempre lleva una gorra puesta y una sonrisa en el rostro. Es muy diligente y silencioso. Apila al lado de su bicicleta tarros plásticos, cartones y botellas, organiza todo con una gran paciencia. Las personas lo miran cuando pasan por su lado, él no se detiene a observar a  nadie ni se preocupa por los comentarios. Hace poco, no lo volvieron a dejar entrar a la bodega y lo obligaron a realizar su trabajo desde la calle. Los residentes se quejaban de su apariencia, no les gustaba verlo al lado de sus autos o sus casas.  Sin embargo, a Luis muy poco le interesa llevar la contraria o defender su honrado trabajo, simplemente se retiró con humildad de la mirada de aquellos a los que molestaba por recoger sus desperdicios y basuras. A los que lo atacaron no les interesó saber que esta hombre cabeza de hogar y padre de 3 niños pequeños debe arrastrar su triciclo cargado con kilos de material  de reciclaje dos horas hasta el centro de acopio que queda en las afueras de Cajicá. Tampoco les interesó saber que con el dinero que gana paga un arriendo, alimenta a los niños y les da una educación, para que no deban soportar como él las humillaciones de un mundo egoísta que segrega y hace a un lado a las personas por su apariencia y trabajo. Recoger basura es mendigar, dice la gente. Es un oficio que pareciera pertenecer a los desposeídos, a los indigentes. Nadie se toma el trabajo de ver más allá o algo tan simple como respetar una labor más ardua y benéfica que muchas.  

-         -  ¿Le molesta que la gente lo mire mientras trabaja?
-          - La verdad no me importa lo que digan las personas, hace rato esas cosas dejaron de importarme.
-          - ¿Es difícil trabajar con la basura?
-          - Al principio sí, ya no. Lo malo es el olor, pero bueno, somos seres de costumbres.
-          - ¿Qué es lo más difícil del reciclar?
-          - Es un trabajo duro, está uno en la calle todo el día,  a veces el clima no ayuda y es castigador para el cuerpo, duelen las manos, las piernas, es agotador.
-         -  ¿Usted cree que ha cambiado la percepción de las personas con respecto al manejo de las basuras?
-          - Yo creo que sí pero falta mucho todavía.  
-        -   ¿Qué es lo más extraño que ha encontrado?
-     -  He encontrado dinero, ropa bonita, electrodomésticos en buen estado, de todo. Lo que para mucha gente es basura para nosotros es un tesoro. Las personas no se dan cuenta que tiran cosas casi nuevas porque quieren otras más de moda.
-          - ¿Desde cuándo recicla?
-          - Un día salí de la casa sin una moneda en el bolsillo, los niños con necesidades y sin posibilidad de un trabajo por la edad. Vi un señor con una bicicleta en un conjunto recogiendo material de reciclaje y me acerqué a mirar lo que estaba haciendo. El empezó a mostrarme todas las cosas que podía rescatar de la basura y hacer de esas cosas dinero, trabajo digno, calidad de vida para los míos.
-         -  ¿Y cómo empezó a trabajar?
-        -  Me presenté a ASCA, que es la asociación de recicladores de aquí, y ellos me ayudaron a integrarme al grupo. Me colaboraron con el triciclo que es muy importante para el trasporte de los materiales y ya con mucha alegría empecé a trabajar hace dos años.
-          - ¿Cómo ha cambiado su vida?
-         -  En todo sentido. Tengo un trabajo que me gusta hacer y en mi casa no falta la comida ni las cosas de los muchachos que para mí son lo más importante.
-          - ¿Qué dicen sus niños de su trabajo?
-         -  Ellos agradecen mucho las cosas, hemos pasado muchas necesidades. Mi trabajo es bendición.
-         -  ¿Cómo hace para soportar los señalamientos de la gente?
-   Usted en la vida no se puede detener por la gente, ni porque ellos digan una cosa o la otra. Usted tiene que pensar que lo más importante son sus hijos, darles lo que necesitan, lo demás no me interesa. Si se ríen o me ofenden, yo paso con mi cabeza bien alta porque trabajo por una vida digna y punto. Hay algo que yo tengo que decir con respecto a las cosas que la gente habla sobre nosotros los recicladores, si se pusieran un solo día en nuestros zapatos, si se levantaran a las 4 de la mañana y trabajaran como nos toca a nosotros, yo le puedo asegurar que dejarían de señalarnos y humillarnos como lo hacen. Aquí lo más importante es que las personas nos dejen de ver como mendigos por qué no lo somos y que comprendan que ser reciclador es una labor tan digna como cualquier otra. No somos atracadores, somos hombres y mujeres humildes que nos ganamos la vida recogiendo las cosas  que todos desechan. La basura para nosotros es sustento y es felicidad pese a lo que las personas puedan pensar.        
 

Otro de los rostros que encontré fue a Francisco Moreno. Él es  fundador de ASCA, Asociación de Recicladores de Cajicá. Él y 32 personas más son  los encargados de recoger diariamente los residuos en la zona urbana para llevarlos a los centros de acopio adecuados por esta organización para hacer la recolección y selección de materiales aptos para ser reciclados. Estas familias de bajos recursos han visto en esta tarea una forma de trabajo digno que les permite diariamente llevar a sus hogares lo necesario para la subsistencia. Muchos de los asociados son mujeres cabezas de hogar que por su falta de escolaridad han buscado en esta labor una manera de ganar dinero e intentar hacer algo por su entorno. Más que un trabajo, para muchas de estas personas, el reciclaje es una forma de vida que les ha permitido entender lo difícil que es ganarse el pan buscando en la basura lo que la gente desecha y que para ellos es útil.
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      - ¿Cómo empieza su trabajo en la asociación?
-         -  Empecé a reciclar yo solo por necesidad económica. Mucho después conocí una trabajadora social de la Alcaldía y con ella comenzamos este proyecto.
-         -  ¿Qué le ha aportado este proyecto?
-          - Todo. Unas ganas grandes de trabajar por otras personas y trabajar por el medio ambiente.
-          - ¿Cuál es el impacto de reciclar en la sociedad  actual?
-        -  No hay otro camino. Eso es lo más importante que tenemos que entender como sociedad. Si no se recicla estamos por el camino de la destrucción. Nosotros aquí éramos una zona rural. Desde hace 10 años comenzó una urbanización desbordada que nos ha llevado a una crisis ambiental de unas dimensiones muy peligrosas. Hay urbanizaciones con 400 casas, donde por familia pueden haber 4 o 5 integrantes, entonces, si no se recicla, el tema de las basuras se desborda. Nosotros entramos a jugar un papel muy importante porque hacemos de esta labor un trabajo remunerado que nos ayuda económicamente y sacamos adelante un proyecto socialmente maravilloso que es el reciclaje.
-          - ¿Cuánto dinero  puede hacer una persona en un día?
-          -  Eso depende de los materiales que traiga, muchos 30, 40 hasta 50 mil pesos.
-          -  ¿Por qué la gente aún no ve la necesidad de reciclar?
-          - Simple, porque aun todo está a la mano ¿necesita comida? la compra en el supermercado, el agua está ahí. Cuando empiecen a escasear los recursos es cuando la gente se va a dar cuenta del terrible daño que se le ha hecho al planeta. Si usted mira esta región, hemos pasado de ser  ricos en cultivos de arveja, papa, lechuga, a no tener tierra donde sembrar. Los seres humanos se han empeñado en construir, en edificar, no en sembrar. Por ese camino se vienen tiempos de muchas penurias.
-        -  ¿Cuáles son las características de las personas que trabajan en esta asociación?    
-      -   Mujeres y hombres que oscilan entre 40 y 50 años, en estado de vulnerabilidad. Que ya sea por su edad o condición social y cultural no pueden acceder a otro trabajo.


-          - ¿Cuáles son los mayores retos de la sociedad actual?
-          -  Entender los problemas y asumir una posición de trabajo y compromiso ante ellos.
-          - ¿Cómo ve el futuro de esta región?
-          -  Complejo si no cambiamos.
-          - ¿Si pudiera definir su trabajo en tres palabras cuáles serían?
-          -  Alegría, compromiso y cambio.  

Para esta comunidad, la gestión de residuos es tratar el material de desecho como un recurso para ser explotado. Para ellos lo más importante es  que las comunidades entiendan que el reciclaje es la única manera sostenible para que el planeta respire y nos dé a todos la posibilidad de una vida con recursos imperecederos. El reciclaje significa recuperar para otro uso un material considerado desecho y basura.

Aunque existe la tendencia a reconocer el reciclaje como una contribución al medio ambiente y hay esfuerzos para integrarlo al sistema de gestión de residuos, tanto por ser rentable como por la ayuda que provee a la población,  existe un alto coste humano en estas actividades ya que los recicladores están expuestos a enfermedades, accidentes y la esperanza de vida disminuye debido a sus condiciones de trabajo donde tienen contacto con materiales tóxicos e infecciosos.

Si todos nos ponemos la mano en el corazón e intentamos cambiar la  manera en la que fuimos educados, las cosas podrían ser diferentes a futuro. Con este trabajo, que puede parecer a todas luces desesperanzador, lo único que busco es que los que lo lean puedan abrir su mente hacia una cultura de gestión de recursos que permita que las generaciones venideras disfruten de una vida menos penosa a la que estamos condenados por omisión. Una de las constantes es que todos esperamos que las cosas cambien pero no hacemos nada para hacerlo posible. 

Como no escribo para nadie ni este texto pasará por ningún tipo de editor, mi visión de todo esto es que ya es demasiado tarde. Eso lo veo en el paisaje devastado que recorro a diario, en el rostro de las personas a las que poco o nada les importa el entorno, en la mentalidad pobre de todos aquellos que caminan sin ver, que trabajan en cualquier cosa para encontrar un sustento, en los gobiernos que roban al pueblo, en los animales que mueren sin ayuda, en las grandes urbanizaciones plagadas de gente que no para de procrear, en un cielo sin estrellas porque la contaminación las ha sepultado a nuestros ojos. 

Una de las grandes enseñanzas que me ha dado trabajar sin ningún tipo de restricciones, ya sea por un medio o un jefe particular, es que se puede ser desgarradoramente honesto.  Cuando trabajaba por un sueldo miserable tenía que escribir para hacer feliz o menos desgraciados a unos cuantos. Ahora subsisto de la realidad, el único beneficio que recibo es poder decir lo que realmente sucede sin metáforas ni engaños. Por eso preparen las máscaras, intenten recolectar algo de agua, compren muchos enlatados y comida no precederá por si las moscas. 


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